A decir verdad soy poco dado a los memes. Soy malito para los grupos de whatsapp, no suelo abrir las historias de Instagram o Facebook, y me horrorizo con la falta de creatividad y errores de ortografía de muchísimos memes creados por gente sin talento, sin picardía y sin cultura gramática.
Soy de los que por estos días ando más bien asustado, deprimido y molesto de tanta descalificación, tanta agresividad y tanta violencia.
Por lo mismo, hoy debo agradecer a los memes por haber logrado distensionar en gran parte mis angustias y temores en estas interminables semanas.
Me sorprende la capacidad de reacción de quienes producen estos memes. El sentido del humor contingente, espontáneo, auténtico y conectado con las personas.

Cuando todo el mundo se está arrojando los borradores, la tiza y hasta los cuadernos. Cuando cada uno mira la realidad sólo desde su propio ángulo. Cuando nos llenamos de fotografías de otras épocas o de otros países para desvirtuar una realidad, o de videos editados con pillería para que lo que fue de una manera parezca que fue de otra. Cuando caemos en la ingenuidad o la maldad de las noticias falsas. Cuando sacamos de contexto las palabras de un diputado, un ministro, un senador o un alcalde, para que lo que se publica confirme nuestro pensamiento a sabiendas que estamos valorando algo viciado. Cuando compartimos una noticia sin investigar la fuente, surgen los maravillosos meme y le dan al momento un poco de relax.
“Me sorprende la capacidad de reacción de quienes producen estos memes. El sentido del humor contingente, espontáneo, auténtico y conectado con las personas”.
Haciendo reír y reflexionar a los de un bando y del otro
La gracia de los memes, de los buenos memes, tiene que ver con la capacidad de observación. Con la instantaneidad. Con la contingencia. Con ver en una fotografía o un diálogo lo que los otros no ven. Utilizando imágenes, ideas y por supuesto, los injustamente desprestigiados jueguitos de palabras. Las mismas herramientas de las que nos valemos los publicistas, pero que muchas veces, a la luz de la creatividad de la gente de la calle, que nunca ha visitado una agencia de publicidad, nos hacen ver que la creatividad, el sentido del humor, e incluso nuestros concienzudos e intrincados análisis estratégicos, no son propiedad exclusiva de los publicistas, comunicadores y profesionales del marketing.
Una demostración viva y cotidiana, de que no hay que temerle al humor, incluso en los momentos más difíciles.

¿Por qué no veo humor preguntó Francisco Cassis como presidente del jurado del recién terminado concurso publicitario de Achap. ¿Qué pasó con el humor?, preguntó Fernando Vega Olmos en la misma instancia el año pasado.
Por supuesto que el uso del humor requiere de mucho más inteligencia y cuidado cuando se trata de publicidad de temas conflictivos o de responsabilidad social. Pero he visto publicidad divertida para causas tan sensibles como el Sida, el cáncer, los accidentes en el Metro o el maltrato infantil, que usan el humor logrando mucho más conciencia y eficiencia que comunicaciones intelectualoides, timoratas, o directamente graves que no conectan con la gente.
Creo que los publicistas y los anunciantes, justamente por lo difícil del momento que estamos viviendo, lejos de descartar el humor, deberíamos recurrir a él con ingenio e inteligencia
No sólo los memes han utilizado el humor para comunicar las justas demandas de las marchas de estos días. Personajes como el Pareman, o Pikachu, o Nalcaman, letreros ingeniosos portados por los protestantes, y otras activaciones alegres, simpáticas o divertidas venidas de gente común y corriente y aplaudida por verdes, rojos, azules y amarillos, nos están pidiendo a gritos de que no le tengamos miedo al humor.

Es cierto que hay momentos y momentos para hacer uso del humor. Que hay que tener el tino y la inteligencia para no herir susceptibilidades, y que así como hay memes inteligentes que nos sacan una carcajada, hay también muchos que pueden lograr el efecto contrario.
Creo que los publicistas y los anunciantes, justamente por lo difícil del momento que estamos viviendo, lejos de descartar el humor, deberíamos recurrir a él con ingenio e inteligencia.
En pocas palabras, debemos urgentemente buscar a Meme.

Director Escuela de Publicidad UNIACC