El crear un mundo mejor a través de la educación, la investigación y la innovación. Ese es el propósito que comparte la comunidad del connotado Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), uno de los centros de innovación y emprendimiento más importantes del mundo y que este año, por séptima vez consecutiva, fue catalogado como la mejor universidad del mundo por el QS World University Rankings, seguida por Stanford y Harvard.

Ubicándose siempre a la vanguardia en cuanto a tecnología, el centro ha puesto el foco de su enseñanza en la búsqueda de problemas sociales convincentes en los que la innovación puede tener un impacto. Así, dicen regirse por una filosofía “Mens et manus” –“mente y mano”–, en la que se estimula la participación de los estudiantes en el mundo real y el aprender en el hacer. “Al ayudar a los inventores del MIT a conectarse con mentores, colaboradores, redes y fondos, les ayudamos a traducir la nueva ciencia en innovación transformadora”, versa el sitio web del Instituto.

Pero tal vez lo más característico de este centro es su ambición por generar soluciones a problemas humanos a través de la innovación. En general, las iniciativas que surgen de esta entidad abordan temáticas como energía sostenible, capacidad de recuperación urbana, alimentos, cáncer, Alzheimer y enfermedades infecciosas, demostrando el compromiso del MIT con el futuro de la humanidad.

Así, la escuela cuenta con centros y proyectos especializados para potenciar el desarrollo de soluciones para estas problemáticas, como el MIT Energy Initiative, Koch Institute for Integrative Cancer Research, MIT Lincoln Laboratory, el certamen $100K Entrepreneurship Competition y la selección de los Innovators Under 35, entre otros.

Una comunidad global

Aunque el Instituto fue fundado con el objetivo de acelerar la revolución industrial en Estados Unidos y servir a la nación de esa forma, éste clama ser profundamente global, fortaleciéndose gracias a la integración de talentos de todo el mundo. Y América Latina no se ha quedado fuera.

Desde 2012, MIT Technology Review, la prestigiosa revista del Instituto, se propuso la ambiciosa misión de buscar talentos en distintos países de América Latina, para encontrar a los jóvenes innovadores y emprendedores más talentosos de la región que hoy estén desarrollando nuevas tecnologías para abordar los problemas que enfrenta la sociedad. Persiguiendo ese objetivo, desarrollaron ediciones locales de esta búsqueda en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, América Central, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Chile, finalizando con la agrupación de los 35 mejores perfiles de profesionales de todo el continente latinoamericano.

Dedicados a diferentes industrias, como la biotecnología, medicina, energía, sustentabilidad, nanotecnología, inteligencia artificial, entre otros, los ganadores de esta competencia en 2018 fueron seleccionados entre más de 2.000 solicitudes, por un jurado conformado por expertos en tecnología e innovación. Y todos ellos tienen algo clave en común: el estar configurando sus campos con ideas y proyectos revolucionarios, que buscan transformar la vida cotidiana de las personas a través de la tecnología.

Eso es justamente lo que Felipe Quezada (33), Diseñador Digital y especialista en videojuegos y realidad virtual, hizo a través de Kinemotion, el único proyecto chileno reconocido por el MIT. Este ofrece una plataforma que agrupa ocho tipos de videojuegos pensados para distintos ejercicios, personalizables según las necesidades de cada paciente. Un sensor tipo Kinect registra los movimientos del jugador y los analiza para medir su nivel de desempeño y progreso, siendo una opción más lúdica para tratar patologías como las cerebrovasculares, neuromusculares, neuromotrices, esclerosis múltiple, Párkinson y hasta Alzheimer.

Felipe Quezada

“Los juegos son terapias virtuales e interactivas enmascaradas de un videojuego que ayuda a la motivación y la adherencia a la rehabilitación”, explica Quezada, agregando que la falta de ésta es una de las principales razones por las que las personas dejan sus tratamientos, algo que vivió en carne propia tras un grave accidente en motocicleta. “Me sentía desmotivado, cansado, el centro de salud me quedaba lejos y abandoné la terapia. Entonces se me ocurrió hacer un videojuego que hiciera el mismo tipo de terapia, pero capturándome el movimiento”.


Desde MIT Review, Anna Tórz, miembro del jurado y directora del departamento de Incubación y Apoyo empresarial del Parque Científico y Tecnológico de Poznan, en Polonia, expresó en el sitio web de Innovators Under 35 que “el trasfondo emprendedor de Quezada conecta con un proyecto con un potencial significativo para mejorar la calidad de vida de los pacientes en rehabilitación”, alineándose con la visión de la innovación que rige al prestigioso centro tecnológico.

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