La serie documental del británico Justin Weber ha abierto una interrogante que aún atormenta a Argentina: la muerte de Alberto Nisman, fiscal tras varios casos de alto revuelo –el atentado contra el edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina; un espionaje a familiares activistas de la causa israelita que procesó a Macri; y la denuncia que realizó a la entonces presidenta Cristina Fernández por encubrimiento- y que fue encontrado muerto en 2015 con un disparo en la cabeza.
Lo que vino tras su muerte es un puzzle policial y este trabajo devela en seis capítulos algunas nuevas piezas, con la trama de engaños y trampas en las que cayó Nisman, basada en más de mil horas de archivos y grabaciones y un trabajo que tardó cuatro años en materializarse.
Como buen documental de denuncia, la serie abre dudas y no las cierra, y eso hace trepidante su relato. En Argentina, como era de esperar, el trabajo de Netflix reabrió la polémica e incluso llevó al presidente Alberto Fernández a aclarar su posición frente al caso policial. Todo, a días de que se cumplan cinco años de la muerte del fiscal, en un caso que sigue sin aclararse. Muy interesante.
