Kai-Fu Lee, el escritor y rockstar chino de la inteligencia artificial (IA), explicaba en una charla TED (de agosto 2018) cómo aquellos trabajos repetitivos, por ejemplo, atención al cliente y televentas, desaparecerían en 5 años. Ya casi pasó el primero de esos años, y vemos cómo los chatbots adquieren un rol relevante en su interacción con los consumidores, haciendo varias funciones de atención a clientes.
Luego, dijo que debido a la IA aquellos trabajos de rutina, como guardia de seguridad y conductor de camiones, desaparecerían en 10 años; y en 15, sería el turno de labores como radiólogo, reportero y analista de mercado.
El vértigo sobresalta a muchos, pero es mejor tener los ojos bien abiertos y asumir que la realidad avanza inexorablemente hacia una rápida caducidad de actividades, roles y profesiones que deberán llegar a las casas de reposo antes que la edad cronológica de sus ejecutantes.
Nacen, sobreviven y crecen
El cambio constante y la duplicación del conocimiento a la que nos lleva la IA y la Big Data, también tiene su lado bueno: nuevos roles y mayor requerimiento de los ya existentes.
Entre los primeros, el de Chief Digital Officer es uno de ellos, ejecutivo con una visión completa del mundo digital, la data y de cómo hacer converger el mundo físico y digital. También se necesitan cada vez más los científicos de datos, arquitectos expertos en Smart Cities, especialistas en riesgo digital, tutores remotos especializados, los ‘concierge’ (en los hoteles, considerados relevantes dentro del engranaje de la cadena de valor de la hospitalidad y de los servicios), y no podemos dejar de lado, a aquellos que si lo hacen bien, ganan mucho dinero: los influencers y microinfluencers.
En agencias, por su parte, tenemos a los directores de contenidos digitales y los Data Driven Creativity o Creative Intelligence, entre otros.
Pero el ser humano se desprende de labores rutinarias y tediosas, no solo para entrar de lleno a cumplir roles directamente relacionados con lo digital. Independiente de esto, sobrevivirán aquellas labores más complejas y creativas como el de gerente, economista, columnista, científico y artista. “La IA puede optimizar, pero no puede llegar a crear”, dice Kai-Fu Lee.
Para estar arriba del tren hay que ser flexible y ágil. Sebastián García del Postigo, marketing director de Unilever, añade que es necesario buscar temas que nos abran la cabeza y nos den mayor diversidad de conocimientos; cree fielmente en el networking, pero más como una herramienta de humildad, que nos permite aprender de otros, y de colaboración. Eso sí, se muestra crítico con la duración de las carreras universitarias: “más que diplomados y másteres largos y caros, se requiere capacitación, cursos”.
¿En qué están las universidades?
En diversos debates en torno a la educación chilena, se tiende a señalar –y coincidir- que los colegios y universidades no están preparando a los jóvenes a enfrentar el futuro. Aquel futuro que está a la vuelta de la esquina, que obliga a pensar en digital, en competitividad global o en habilidades puntuales que duran solo unos años.

¿Esta mirada podemos traspasarla a la veintena de escuelas de Publicidad que tenemos en Chile ¿Estamos insertando en el mercado creativos que interpretan datos? Porque de esos profesionales requieren hoy las agencias chilenas: expertos, por ejemplo, en Data Driven Creativity o Creative Intelligence, dejando que los robots sean los que descubran valiosos insight muchas veces invisibles a nuestra condición humana.
Hace un par de años, la directora de empresas Agathe Porte –y por largos años CEO de BBDO Chile–, señaló una frase que no pierde vigencia:
“Las agencias del futuro son aquellas que basan su propuesta estratégica y creativa sobre la data y no sobre una intuición humana, del planner o del director creativo, sino que sobre verdades del consumidor. Esas verdades del consumidor se encuentran en los datos”.
Pero también hay otras miradas que indican que estamos muy lejos de suplantar al cerebro humano, y a gran distancia de suplantar sentimientos, la intuición y la creatividad. Entonces, la mesa está servida para iniciar una conversación y entregar algunas opiniones respecto de lo que están entregando las escuelas de publicidad chilenas.
En efecto, el área tradicional de creatividad se está viendo reforzada con la incorporación de perfiles próximos al área de informática. Se trata del programador creativo y/o del diseñador Front/End, cuyas funciones se concretan en la programación y diseño, respectivamente, de piezas para internet, teléfonos móviles y otros dispositivos, con el objetivo de materializar de forma óptima las ideas de los directores creativos, a quienes reportan directamente. Los lenguajes de programación y el entorno web son aspectos comunes en la formación de ambos perfiles que también deben conocer de sistemas operativos, navegadores y bases de datos en el caso de los programadores creativos y de diseño gráfico on y off line y formatos publicitarios digitales, los diseñadores Front/End.