Manifestantes juveniles en torno a la plaza principal de la ciudad. Una demanda social. Las redes sociales como vehículo para organizar marchas, sin líderes políticos de por medio, que han caído en el descrédito. Represión policial. Personas que recibieron impactos de bala en uno de sus ojos. Muertos y heridos. Una “marcha del millón”de personas. 

La descripción podría tratarse del estallido social en Chile, pero se trata de Ucrania, cuando a fines de 2013 se fueron congregando espontáneamente cientos de jóvenes de Kiev en la Plaza de la Independencia, demandando que el gobierno firmara el acuerdo de asociación con la Comunidad Europea. Esa es la base de este documental que en 2016 fue nominado al Oscar y que ha cobrado interés por las similitudes con Chile y varios países de Latinoamérica respecto a la forma y fondo que se han desarrollado crisis sociales.

En Ucrania fueron 95 días de manifestaciones, 121 muertos, más de dos mil heridos y, al final, la renuncia y huida a Rusia del Presidente Viktor Yanúkovich, que tuvo fuertes enfrentamientos entre protestantes y una policía tanto o más ruda que acá, intentando mantener el orden público a bastonazos y balazos, lo que solo provocó que más y más ucranianos salieran a la calle, en una revolución que el documental aborda situándose del lado de los manifestantes.  

Con testimonios de personas que participaron en la revuelta, las imágenes de la cinta se registraron en el mismo momento que ocurrió todo: día a día, vemos cómo va recrudeciendo la protesta, aparecen los de “la primera línea” de batalla, la tensión y emoción de un pueblo que se encuentra en las calles y la desorientación de políticos que intentan liderar una protesta que no les pertenece y que la gente hace notar. Con habilidad, el documental alterna personajes, videos que son pura tensión y, entremedio, religiosos ortodoxos que acompañan las protestas y es el minuto para rezar. 

Winter on fire es mucho más que una serie de coincidencias con el estallido local: se trata de un testimonio valioso por su trepidante narración, por el dolor que provoca ver a algunos manifestantes caer, por una atmósfera de revolución que, al final y sin quererlo, termina siendo la constatación de que acá o allá las injusticias se parecen y el modo de organizarse es el mismo: de espalda a la política tradicional y con una generación inquieta, conectada a internet y más interesada en lo social de lo que los más adultos puedan pensar. La era de la globalización en estado puro, sin banderas partidistas, sino bajo una misma voz.

Revisa el trailer.

Disponible en Netflix

Rodrigo Munizaga

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