Y nadie se bajó.
Nadie, porque no queremos bajarnos, aunque tú ya no estés con nosotros.
Quisiéramos seguir con Felipe, Manolito, Susanita y Guille. Seguir odiando la sopa, deseando que papá tuviera un auto más rápido, mirando que el espejo no se atrase por ser muy viejo.
No queremos bajarnos de tu cabeza querido Quino, porque nos mostraste antes que nadie los insights más profundos que cualquier creativo hubiera querido descubrir.
No queremos bajarnos de tu trazo limpio, certero, seguro, romántico de la mano alzada y esa tinta que no perdona ni a curas, doctores, abogados, empresarios, políticos, inseguros, capitalismos, consumismos, idealismos, viejos, niños, buenos, malos, santos o delincuentes.
No queremos bajarnos de esa mancha negra de pelo desordenado de esa niña insufrible y entrañable que tanto amaste y odiaste, pero que a todos nos hizo escucharnos más.
Paren el mundo, porque murió uno de los creativos más grandes de la historia.
Pero no nos bajemos del mundo que nos dejó, porque los descendientes de tu legado tienen mucho que contar.
Gracias Quino.
Por Eduardo Novion. Director General Creativo de TBWA/Frederick